14 de octubre de 2009

Mataba el tiempo...

Mataba el tiempo jugando a echar sal en las heridas. Solía colgarse de las nubes para hacer como que volaba y nunca supo negarle la vida a una flor.

Mataba el tiempo haciendo carantoñas a su reflejo en el cristal de la ventana, mientras detrás diluviaba. O sonriéndole a los charcos cuando salía a dejar que las gotas de lluvia probasen de la alegría que siempre cubría su cara.

Cuando abría un libro y trataba de destripar cada verso, o cuando se imaginaba la vida a través de una pantalla de cine (con banda sonora incluída), también mataba el tiempo.

Pero un día el tiempo se vengó, porque como todo el mundo sabe, él nunca perdona. Fugaz, decidido, nunca titubea ni da media vuelta... El tiempo siempre pasa.

Es cruel.

Y mata, siempre mata.


[s.]

1 comentario:

Anónimo dijo...

No es cruel, es ley de vida.