Monstruos

Abrir los ojos y saber que eso ni es un sueño, ni es de ensueño. El monstruo de la cama de al lado ya no es un monstruo, es la ropa de ayer, de cuando no tenías ni cuerpo ni alma para organizar nada. Organizar ideas por orden alfabético y de menor a mayor es lo que deberías hacer, y dejar ya de montarte películas. Y en ese instante te acuerdas de algo que viste una vez y buscas el interruptor en tu mesilla de noche, pero allí ni hay botón, ni tú has dado un grito desgarrador, ni has caído por un agujero envuelta en las sábanas. Sin embargo, las sábanas te atrapan, y aunque ya oyes ruidos de platos y cubiertos en la casa de al lado, en la tuya aún no ha amanecido. El sol se niega a salir en el 1ºB desde hace unas cuantas semanas. -Al menos podía haber aurora boreal -piensas. Pero ni eso. Mejor enfundarse las zapatillas de andar por casa y empezar a buscar a tientas los sueños que perdiste ayer por el camino.

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