Porque no, eso no es una moda, no es una prenda de adorno que te puedas colgar cuando quieras quedar bien. Ten lo que hay que tener y vive con esa máxima porque ganarás enemigos, a veces es sano hacerlo; y es que los enemigos son ese tipo de personas a las que siempre les gusta tu traje y, querido emperador, eso no puede ser. Para descubrirlos no necesitas ajos ni crucifijos, al menos para la mayoría; simplemente prueba con decir la verdad, suena y sabe como a quien da una torta merecida: bien. Y por supuesto, jamás se te ocurra olvidarte de ti mismo, verás que esas sientan incluso mejor.
Una vez superada esa fase, lo que más cuesta asumir es que incluso entonces, el 90% de la gente (no es un barómetro del CIS, aunque seguro que acertaría) intentará entresacar de tan directas declaraciones esa segunda y maligna intención que, sin llegar a reconocerlo, ellos tendrían. Pero en fin, incluso yo he visto alguna vez trajes inexistentes y me he llevado alguna que otra hostieja de las que suenan bien (más las que me quedan) así que tampoco voy a hacer ningún tratado.
Que hoy he cambiado de tercio y lo he hecho encantada, porque llevaba tiempo con las palabras en la boca. Simplemente porque me apetecía y necesitaba hacerlo, así que espero haber servido de algo y si no, al menos yo hoy por fin me voy a la cama más a gusto que un arbusto (que queda bien, pero no tiene sentido).
[s.]
2 comentarios:
La verdad aunque duela. Me gusta ;)
Tu texto me viene como anillo al dedo, maja.
Otra vez que te lo robo para mi tuenti, sin olvidar poner el enlace de este maravilloso blog
:D
guapaaaaaa!
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