"Debo confesarte que sólo creo en la gente. En el poder inconmensurable de las personas para hacer lo que quieran. Creo en los sentimientos y en la naturaleza. Puedo pasar horas viendo a una madre meciendo a su bebé o a un árbol peinando el viento con sus ramas. En silencio, a poder ser. ¿Hay algo más verdadero que eso? Digamos que creo en la verdad y reniego de las imposturas, de los que usan las religiones barnizándolas de miedo y misterio para influir y aborregar al mundo. Si todos fuéramos conscientes de nuestra libertad, de nuestro poder y además (importante) supiéramos aplicarlo con justicia...
Te he dejado unos puntos suspensivos después de "justicia", como diciendo... el mundo sería la hostia."
Andreu Buenafuente
En tiempos en los que un reparto desigual de la riqueza se camufla desde un sólo bando con palabras como 'cuesta de enero', 'apretarse el cinturón' o 'crisis pasajera' es emocionante ver que uno de mis cómicos favoritos (no tengo muchos, podría contarlos con una mano, pero me da la impresión de que os daría exactamente lo mismo) apela a un poco de humanidad y sensibilidad dejando de lado cualquier tipo de milagro religioso o experiencia extraña.
Eso sí, después de emocionarnos humanamente unos segundos toca bajar: este señor, a pesar de parecer (no digo 'ser' porque no tengo el honor de conocerle) una estupenda persona, no deja de formar parte de esa élite que ni siquiera utiliza cinturón. Ahora releeré lo que ha dicho para irme colocada a la cama, que no me apetece empezar a soñar de mal humor.
s.
No hay comentarios:
Publicar un comentario