13 de abril de 2011

Historias de guerra


Arriesgó todo, aun sabiendo que lo perdería. Sólo así podría recomponerse desde cero... Era algo así como destapar una herida sabiendo que estaría abierta mucho tiempo, que dolería... pero que esa era la única forma de que algún día llegase a curarse. Al final dio el paso y, después de un tiempo a la expectativa comenzaron a llegar volando los cuchillos y las granadas cargadas de sal; lo único que le servía era pensar que algún día todo iría mucho mejor...

Y ahora las heridas ya casi están curadas, se dio puntos a sí misma. Algunas veces aún cae algún misil tierra-ella que hace que los recuerdos de antaño le provoquen escalofríos y alguna que otra punzada de dolor, pero por suerte ya no se trata de aquella batalla encarnizada que libró durante meses. Aún a veces lleva gafas de sol porque se siente, dice, como más protegida. Bueno, también sabe que no servirían de nada en caso de otro ataque masivo, pero es buena señal. Yo creo que se siente bien con ellas.

Y se va, se marcha sin mirar atrás porque eso es algo que aún no ha superado. En una mano lleva las gafas, creo que ya es capaz de mirar al sol de cara. En la otra, algo humano, de otra persona. No alcanzo a distinguirlo, pero en todas las batallas hasta el más fuerte siempre pierde algo. Y ella, aun sabiendo que no llevaba nada a favor, supo jugar bien sus cartas.

s.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta también me gusta. No tuve tiempo de leerla ayer :)

LA mía no está tan mitificada. Es "El Club de la Lucha", aunque más el libro, por la forma pesimista de ver el presente y a la vez optimista de ver el futuro.

De cerca, como filosofía de vida, creo que no le sigue ninguna salvo, como mucho, Trainspotting, que es un ejemplo de superación y una forma de decir que ser drogadicto no es lo peor del mundo, hay cosas peores. Como películas, Tarantino en general es un genio.

Tú pones muchos comentarios, yo uno muy largo, viene a ser lo mismo... jaja