13 de enero de 2011

Conclusión del día: buena educación y malos humos



Una vez alguien -A- me dijo que conocía a otro alguien -B- que tenía una tienda. Ese sujeto B, tenía una teoría para con su trabajo: todos los días entraban decenas de personas para ojear o comprar sus productos. Como es de suponer, entre esas personas había gente que saludaba al entrar, gente que llevaba el mal humor a cuestas, que mostraba una gran sonrisa todos los días o gente que vivía con la tristeza en la cara. Sin embargo a B eso no le importaba y siempre sonreía a sus clientes. Podía tener un día de perros, pero lo hacía; y es que su teoría no es más que eso: la buena educación muchas veces va de la mano del buen humor, y este último está demostrado que es contagioso... Así que ¿por qué no intentarlo?

(Llegados a este punto (1) tengo que contar una cosa que me gusta mucho: todas las mañanas, a las 7, cuando el sueño extremo, el frío y la aterradora alarma colocan a mi mal humor en su punto álgido, cojo el autobús. Y siempre pido, por dentro de mí, que conduzca el autobusero majo. Este señor, sea la hora que sea, te desea un buen día nada más subir, y en el autobús caben 120 personas, echad cuentas. Hoy lo he cogido a las 9 para volver a casa y mi mal humor seguía en pie gracias a los innumerables trabajos, prácticas, grabaciones pendientes etc; y cuando llegó el autobús... ahí estaba, para desearme buenas noches con una gran sonrisa. Cómo mola.)

A lo que iba, que me desvío... La buena educación es muy muy barata, es gratuita y, si eres de los que siempre pide algo a cambio, deberías saber que normalmente se te devuelven cosas buenas, bonitas y a veces muy difíciles de conseguir por otras vías. Todo el mundo puede tener buena educación, está al alcance de buenos y malos, pobres y ricos, altos, bajos y demás variedad. A veces es tan sencillo como decir un gracias o un suerte a tiempo y no ocupa lugar (2). Además, lo único necesario para poder tenerla es ser un poco persona... Y hoy me ha quedado claro que para la mayoría de la gente lo difícil no es practicar la buena educación, es molestarse en dejar de mirarse el ombligo.

s.


(1) Moñas para unos, educativo e interesante para otros. Yo creo que "C) Todas las anteriores son correctas", pero me gusta.


(2) Y no como el saber. No sé quién sería el primero en decirlo, pero está claro que no estaba muy familiarizado con los mundos universitarios y similares. Seguramente por aquel entonces aún se escribía con pizarrín y los profesores todavía no podían adjuntarte miles de fotocopias la semana antes al examen. Además, quizás esté hoy un poco rabiosa y me haya desviado del tema.

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